Quería sentarme en una de las sillas pintorescas de los bares de París que están siempre mirando hacía la calle pero no podía. Era la primera vez en la historia que las sillas y las mesas estaban apiladas dentro de los restaurantes. Tampoco podía ir a las galerías de fotógrafos y pintores del barrio latino,…
Categoría: Barullo en papel
Viejas fidelidades
Hace más de 45 años, en una de las charlas que solían tener, Gary Vila Ortiz y Rafael Ielpi descubrieron su mutua adhesión a la novela policial, pero sobre todo a la que tuvo a Hammett, Chandler, Cain, Goodis y otros como grandes maestros del género. La charla derivó en un libro, Philip & Raymond; dos homenajes, en el que Gary incluyó la serie Los poemas de Philip Marlowe, publicada en el diario Rosario y artículos sobre la novela policial aparecidos en La Capital, mientras el relato de Ielpi que abría el libro se llamó Emociones y sensaciones. Durante el encierro de gran parte de 2020 y el Covid que lo afectara sobre fines del mismo, el Negro Ielpi se decidió a reescribir aquel texto de hace un cuarto de siglo retomando –ahora en soledad– el tributo que concretaran con Gary. En el nuevo texto se evocan, además de las de Chandler y Marlowe, las sombras de otros nombres igualmente entrañables para él: Juan José Saer, Hugo Padeletti, Aldo Oliva y Hugo Gola, con la escenografía de la ciudad como fondo. Esta es la reescritura de aquel relato de 1993.
Fantasmas
En el último viaje que hice a Rosario junté en una caja fotografías familiares que traje a Madrid y hace unos días me puse a mirarlas sin evitar la serena conmoción de lo vivido. Si la larga pandemia licúa el tiempo y convierte en un pasado lejano la estación anterior, el mismo filtro convierte en…
El Topo en el paraíso
En el invierno de 1973, en el torneo Metropolitano, All Boys le ganó 3 a 1 a River Plate en el Monumental y El Gráfico tituló “La clase obrera va al paraíso”. Ecos del filme de Elio Petri que el año anterior había ganado el Festival de Cannes, resonancias de un tiempo en que era…
Las idas y vueltas de un espacio emblemático de la ciudad, que tardó demasiado tiempo en consolidarse como el auténtico símbolo que es.
Sputnik en el Paradiso
Cinema Paradiso fue la mejor película que vi en mi vida. Después de cincuenta años, tal vez más, crucé el mismo patio. A la altura de la boletería un hombre me pidió el documento, me dijo que entrara y me sentara del lado izquierdo, que esperara a que me llamaran por el apellido. No había…