“Para ella no existían cosas insignificantes, sólo existían cosas que no habían sido observadas con el grado de profundidad necesario para hacer emerger su extrañeza”. Amelie Nothomb, en Riquete el del copete.
A veces siento que uno se convierte en fotógrafo cuando empieza a mirar la realidad circundante sólo para ver qué hay ahí que merezca ser capturado, ese algo desapercibido que aspiramos a ser los primeros en advertir. Fotografiar siempre es tomar un fragmento del todo, ése y no otro.
Primero fueron un par de fotos. Enseguida la idea de buscar nimiedades, fotografías sin anécdota ni relato. Después, descubrir que más allá de la simplicidad de su uso vulgar, el término “nimia” era la caja de Pandora ideal para definir la búsqueda como proyecto porque su etimología contempla tanto la idea de lo insignificante como la de lo inmenso. ¿Puede algo ser las dos cosas a la vez?
Nimia es más que el detalle que subvierte a la inmensidad, pero sin ella es nada.
Entonces, la búsqueda y la casualidad se fusionan: el hombre fija la vista en el mar, la mujer la fija en él. Sus miradas se encuentran y entre ellos predomina un abismo de piedras inmensas. Ella lo captura. El fotógrafo observa a los dos y a su entorno y cierra la escena. Los tres conformando un acutángulo perfecto. Fin.
El punto negro en la cúspide de la duna es alguien, quizás una mujer, una mujer sin rostro, con una historia indescifrable; una alteración incierta en la monotonía del paisaje. Un grano rojo de la arena amarilla. ¿Importa la precisión del foco? Sí, cuanto más borrosa la figura más misteriosa la imagen (y más bronca da tener un celular en vez del zoom apropiado).
Otras dunas, otras siluetas. La distancia conspira contra su coreografía quizás desafiando al intruso y la voracidad de su cámara. La inmensidad protectora. Tres gaviotas, una pareja, seis marcas en la arena incontenibles dentro la regla de los tres tercios. Lo importante, invisible; el detalle, nimio.
Pichi De Benedictis ha sabido desarrollar este arte en donde explora diferentes composiciones de la imagen y captura momentos con sutileza y singularidad. Nimia, que Barullo reproduce en exclusiva en estas páginas, es el nombre de su última producción.
Publicado en la ed. impresa #07
