En noviembre de 1970, la Vigil lanzó a la calle un libro que combinaba textos de escritores rosarinos con fotografías en blanco y negro que mostraban a la ciudad como nunca se la había visto. En esas entrañables páginas, Jorge Riestra la describía así: “…sacudiéndose con el estallido de las convulsiones sociales, triunfando y fracasando, volviendo a luchar, rehaciéndose; imitando, reclamando, dependiendo, menospreciándose y negándolo a la vez, indignándose; así de contradictoria pero viva: fervorosa, negligente, revolucionaria, temerosa, pujante, rutinaria, creadora, indiferente, luminosa, gris: un enigma; y buscando, buscándose: como descuajada de su historia pero intentando parirla, menos aristocrática que nunca. Lo que será se esconde en el corazón de los días”.
El libro se llamaba Rosario, esa ciudad. Y dejó huella.
Han pasado casi cincuenta años desde entonces: mucha agua bajo el puente. Estamos en el corazón de esos días de los que habló el narrador. En ese lapso Rosario ha crecido de manera impensada y dado pruebas, simultáneamente, de ser dueña de una poderosa identidad cultural. Sin embargo, al compás de los sucesivos desastres que golpearon a la Argentina, en su geografía cada vez más compleja han crecido también las desigualdades: tanto, que a veces parece haber varias ciudades dentro de una sola. El desafío se llama futuro, aunque esta época despiadada no permita apartar la mirada del presente.
Barullo quiere retomar el ejemplo que dejó aquel inolvidable libro de la Vigil. La consigna es simple: crear un espacio plural, unir géneros y generaciones en la tarea de la escritura, con dos premisas innegociables: rigor y honestidad. Cuando el universo digital parece haberse convertido en tiranía invencible, nosotros confiamos en la nobleza del papel, en el murmullo de las páginas que alguien da vuelta sobre la mesa de un café, en el acto político y luminoso de la lectura. La premisa es movernos: mirar, contar, compartir, nombrar.
La cultura hace ruido en Rosario. No hay manera de silenciarla. Barullo quiere compartir esa música con el país entero.
Publicado en la ed. impresa #01