Categorías
Barullo en papel Columnas

Los solitarios

Ella no sabe que sigo allí. Ella no está, nunca volvió. Pero yo sigo allí, donde una vez estuvo ella. Recuerdo el gesto de su boca, la mirada que me miró, las manos en las mías. Ella no está, pero yo no me fui nunca. En ese lugar donde una vez (cada vez más lejana) me amó estoy, estaré para siempre. El tiempo pasó, pero qué importa el tiempo. El tiempo (ahora lo sé) son tantos y tantos y tantos días sin ella. Y ella no lo sabrá jamás. Está el árbol, el mismo árbol. Pasa el río, el mismo río. Junto a ese río, bajo ese árbol nos besamos. ¿Ven? Allí. Justo allí. Pero falta ella. Nos falta al árbol, al río y a mí.

(Este texto forma parte de un libro inédito, El abrazo infinito)

Publicado en la ed. impresa #11

Por Sebastián Riestra

Escritor y periodista. Amo a mis dos hijas, de 24 y 3 años. Tengo muchos más libros y discos de los que podría leer y escuchar en varias vidas, y eso me hace feliz. También me hacen feliz la mujer que quiero, los amigos, el whisky, el ajedrez, el revés de Roger Federer y la fugazza con queso de la Santa María.

Dejá un comentario