Es posible atesorarlas desde hace por lo menos seis décadas y fueron poniendo en escena a compositores notables. Todos deben tener su colección de canciones preferidas, y en cada lista habría algunas con las que se construye una entrañable patria musical.
Autor: Juan Aguzzi
Editor del diario El Ciudadano, periodista cultural, coautor de La Rosa Trovarina, libro sobre la historia de la Trova Rosarina. Escritura y cine, escritura y música y escritura y un sándwich de queso, con eso digo presente todos los días.
La rosarinidad al palo
Tiempos difíciles fue el testimonio del surgimiento de un compacto grupo de músicos comandados por Juan Carlos Baglietto que más tarde serían bautizados como Trova Rosarina. Con temas medulares como Mirta, de regreso y Era en abril, el disco fue una expresión cultural de una época marcada a fuego por la Guerra de Malvinas y la decadencia de la dictadura, que caló hondo e hizo que vendiera 30 mil copias en el otoño del 82.
El primer disco de Pablo el Enterrador, banda acompañada por un mito desde su origen, tuvo una edición en Japón que fue furor. Generó fanáticos hasta en adolescentes que se atrevieron a cantar sus canciones en un dudoso castellano, pero que da una idea de la magnitud de su penetración en ese país. Esa edición posibilitó que la formación local se conociera en otras partes del mundo y que hoy se la considere como una de las más dignas dentro de un género lleno de estrellas.
El emblemático local promovió que se viera en Rosario un cine más artístico, derribó prejuicios para ampliar la mirada y generó una fiel comunidad.