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El conventillo de Refinería

¿Dónde creció la Peti, como le decían sus tías a mi mamá? En calles polvorientas, mal delineadas.

¿Por dónde la vieron caminar? En numerosos pasajes y cortadas, en un barrio como un laberinto, con el aire contaminado por el humo de los trenes y el corazón de los barcos

rancho casilla conventillo

casa del gringo

paja madera chapa desechos

anarquistas

cajones viejos

cocina al frente

techos bajos de tablas viejas

cama de fierro

catre

mesita hecha de cajones para iluminar la nada

letrinas

resumideros

hacinamiento

¿Y qué hacen los integrantes de la elite rosarina de entonces… José Arijón, Bernardo de Irigoyen, la viuda de Cilveti, el jefe político de Rosario? Cuentan los billetes por el alquiler de sus 95 piezas en Refinería donde se conchaban centenares de personas.

Un barrio de casitas y ranchos para obreros escribe en su informe Bialet Massé. 70 piezas cuenta el conventillo “El Atrevido”, donde va a parar la mayoría de italianos, cinco por cuarto.

¿Y cuántos “turcos” llegaron a “Bachica” o “Jacamá-Jacamá” pidiendo un cuarto donde descansar y seguir?

¿Cuántas almas sobreviven en Refinería cuando despunta la Década Infame?

¿Mami, estás ahí?

Por Horacio Vargas

Periodista, escritor y productor discográfico. He cumplido con lo que sugería José Martí: “Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Planté un árbol (en mi casa de calle Valentín Gómez), tuve dos hijos (que continúan el camino; y la mujer de todos los días), escribí siete libros… edité 100 discos de jazz (con BlueArt Records), fundé con Pablo Feldman el diario Rosario/12 hace 29 años, y tengo un Grammy Latino en la biblioteca (ja, puedo pasar a la historia rosarina por ese premio).

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