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Barullo semanal Cultura

Rosario, 1982

La Trova Rosarina fue el Big Bang antes del Big Bang.

Sucedió en Rosario y en el fondo no hay nada más que aclarar: solo pudo pasar allí.

En ningún otro lugar se concentraban la densidad y la temperatura de aquel universo. Y por eso de la Trova, que explotó hace cuarenta años, salieron después carreras solitas y el pop-rock argentino que se conocería en el mundo. Eso fueron Juan Carlos Baglietto, Adrián Abonizio, Silvina Garré, Jorge Fandermole, Fito Páez, Rubén Goldín, Fabián Gallardo: el Big Bang antes del Big Bang.

“A veces cuando pienso que todo está perdido / voy hacia alguna de las formas de la muerte”: así arranca lo primero que tienen para decir. “Me pego un tiro con una palabra / que alguna vez me fue tan transparente”.

Eso era Rosario y eso éramos todos los rosarinos: las ganas de decir eso. En otros lugares de la Argentina hacían rock o lo jazzeaban, o hacían bossa nova, o hacían folklore, pero siempre metidos en los géneros. La Trova fue mezcla, fusión, tránsito. Lo que no había. La Trova fue también el grito. Y el grito de cansancio.

La osadía de contar todo lo que pasaba. Las ganas de libertad. Los derechos humanos: tanto, que una canción como Mirta, de regreso, que habla sobre un chorro que sale de la cárcel, al que recibe “el frío de un nuevo gobierno”, para la gente hablaba de un preso político. Los argentinos respiraban dictadura, y en Rosario ese dolor pudo convertirse en una poética propia. Que se expandió, mucho más allá.

Y la Trova también fue la mujer. Por ejemplo, Era en abril. El primer hit cuenta la historia de una mujer que pierde un bebé hacia el final del embarazo. Entonces no se hablaba de esas cosas, mucho menos de la depresión. Por eso fue tan importante. La Trova nació mujer.

Tenían el pelo largo, algunas barbas, un aire novedoso, desacostumbrado, que con frecuencia los hacía terminar en la comisaría. El público empezó a reconocerlos como propios: les otorgó una representatividad estética y crítica, expresiva y urbana, y los seguía en bares como el Café de la Flor o el Café La Humedad.

En 1982, por la Guerra de Malvinas, la dictadura impuso la música en castellano en las radios, y entonces en Buenos Aires empezaron a hablar de unos rosarinos talentosos, y los invitaron al festival popular con que la revista Humor se burló del carísimo show de Frank Sinatra. Ese año salieron no uno sino dos álbumes de esta camaradería artística: Tiempos difíciles, con su estética de Charlie Chaplin, y Actuar para vivir.

Me acuerdo de una filmación en Súper 8 del momento en que se fueron a Buenos Aires, donde no los esperaba nadie. Los veo, rarísimos, rajándose en un tren. No como migrantes sino para llevar la cultura. Para mostrar eso que no pudo pasar sino en Rosario. Hace ya cuarenta años. El Big Bang antes del Big Bang.

A pedido de Juan Carlos Baglietto, este texto fue escrito para la presentación de los conciertos por los cuarenta años de la Trova Rosarina. Rozín falleció el 11 de marzo de 2022.

Texto incluido en el libro Las cosas tienen movimiento

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