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Melina Torres: «Sara Gallardo era la voz hablándome al oído»

La escritora rosarina Melina Torres es una de las 10 finalistas del segundo Premio Nacional de Novela «Sara Gallardo». El objetivo del certamen es reconocer la creación y la calidad literaria de autoras argentinas y premiar la mejor novela publicada en Argentina en el último año. Entrevista publicada en el portal del Ministerio de Cultura de Argentina.

En la novela Pobres corazones, editada por SUMA de Penguin Random House, Melina Torres retoma un personaje querible y poco frecuente en el género policial: Silvana Aguirre, una oficial de policía lesbiana, fanática de River e insobornable, que deberá resolver tres casos en una Rosario asediada por los narcos. La ciudad, que funciona como otra protagonista más, conserva sus encantos en el agua marrón del Paraná, el puente hacia Victoria, las canchas de fútbol, los boliches y las calles. Un jurado compuesto por María Rosa Lojo, I Acevedo y Esther Cross seleccionó su novela como una de las 10 finalistas de la segunda edición del Premio Nacional de Novela «Sara Gallardo». En esta entrevista, Torres cuenta sobre los personajes que le inspiró Sara Gallardo y sobre el policial como un género todavía machista en el ámbito de las Letras.

– ¿Cómo fue tu acercamiento a la obra de Sara Gallardo? ¿Qué significa para vos como escritora que este premio tenga la tenga como figura tutelar a Sara Gallardo?

-El primer libro que compré y leí de Sara Gallardo fue Enero de la colección los recobrados de Abelardo Castillo. Me encanta esa colección y ya en el prólogo Castillo le da a quien lee con entusiasmo genuino una llave prometedora: “Esta biblioteca le restituirá al lector parte de lo que calladamente ya le pertenece: un incesante modo de ser de la literatura argentina”. Ese libro trajo ese sentimiento absurdo, pero paradójicamente sincero de que había sido escrito para mí porque, por cuestiones que no vienen al caso, había un mundo conocido y escuchado en esa historia. Había una voz, qué dice esta mujer, cómo es que puede escribir esto, así… tan suelta, tan sutil, tan deslenguada, tan poética y vigorosa. Entonces fui en busca de todo lo que encontrara de ella porque claro, esa escritora, era la voz hablándome al oído. Recorrí cuidadosamente las librerías como se escarba en la arena cuando se te cae una pulsera y entonces me hice de Eisejuaz. de la colección de Piglia y Tcherkaski; Los galgos, los galgos de editorial Sudamericana, la edición de 1969 y de Pantalones azules la segunda edición 1965. Era lo que se encontraba hasta ese momento. Después sopló el viento a favor y vinieron las reediciones más nuevas de Cuenco de Plata y libros que están en todas las librerías.

Si de anécdotas triviales una no está a salvo, la seducción de su rostro que ocupa la tapa de Eisejuaz, es un dato a comentar, porque Sara Gallardo es de una belleza evidente. Esa fue la primera vez que la vi y me volvió a impresionar como esa primera lectura, de manera que cómo no la iba a escribir. Por eso Sara es el nombre de una protagonista de una belleza demencial y salió en un cuento publicado en Ninfas de otro mundo. Si yo hago el ejercicio de abrir archivos en mi computadora para ver qué historias escritas puedo recuperar, encuentro un par de personajes Sara, Sari y son todas mujeres de preciosura hipnótica.

Su lectura ha sido habilitadora. Qué puedo entonces decir sobre lo que significa el estar entre las finalistas, que estuve muy alborotada y llorona.

– ¿De qué trata «Pobres corazones»? ¿Por qué elegiste este texto para concursar?

Pobres corazones es una novela que tiene como protagonista a Silvana Aguirre, jefa del departamento de Criminología de Rosario, lesbiana, malhablada y futbolera que deberá resolver en un tiempo acotado tres casos que, aunque a simple vista no tengan nada que ver van a terminar entrelazándose para dejar a la vista las costuras de los contrastes que hacen a la ciudad de Rosario. En Pobres Corazones la trama policial acuna la lectura pero que se detiene en los varios personajes que pulsan y habitan la historia. Es una novela donde los diálogos son un refugio de los personajes y los modos de decir que tienen cada uno, cada una constituyen distintos universos. También y aunque lleve el rótulo de novela negra es una novela sobre la amistad, sobre las pequeñas épicas cotidianas que no son noticias pero que a su manera salvan el mundo.

Más allá de que cumplía con los requisitos formales de las bases, algo que charlamos con Fer Mainelli, mi editora y que nos impulsó para enviarla al concurso es que hay un par de personajes (uno en especial, Alfonsa) que demandó un trabajo potente sobre la lengua y ese aprendizaje entre otras lecturas creció a partir de la lectura de *Eizenjuaz. En lo personal me interesa mucho romper con el prejuicio de que con el realismo no puede proponerse un registro poético. Mi editora sabía de mis lecturas de Gallardo porque entre otras cosas sabía del homenaje que le había hecho en otro libro nombrándola y de alguna manera invocándola. Pero la cuestión de los concursos es que a veces una no los manda porque dice este zapato me queda grande o esas cosas. La verdad es que fueron dos personas quienes se encargaron de insistir en la decisión, Leo Oyola, que es con quien trabajo a modo de clínica y mi editora. Bueno, olfato, no les falta, qué decir.

– ¿Qué opinás sobre el aporte que realiza el Ministerio de Cultura con la entrega de un premio de estas características?

-El aporte que realiza el Ministerio de Cultura tanto en el plano simbólico como material del premio es importante porque por un lado contribuye a fomentar a una escritora de la talla de Sara Gallardo y a insistir con la visibilidad sobre su obra y su legado. Y por otro lado también contribuye a resarcir las desigualdades que por mucho que hemos logrado las mujeres la brecha de género aún persiste en la cultura general no solo en el ámbito de las letras.

El premio tiene el doble reconocimiento de llevar el nombre de Sara Gallardo y de tener un monto de dinero que no se diluye en una compra de supermercado. No es poco decir que con el dinero compramos el tiempo para escribir, a quienes vivimos fuera del circuito de CABA, el dinero contribuye a compra de pasajes a pagos de estadías para poder hacer clínicas por fuera de nuestra ciudad. Las redes, la virtualidad, la tecnología nos acerca, pero no es lo mismo. Una se piensa dos veces las invitaciones a Capital porque implica una logística que no es fácil.
Ser escritora, mujer y del mal llamado interior es un oficio hermoso, absurdo, heroico.

– El concurso se lanzó en el marco del Día de la Mujer Trabajadora. ¿Cómo escritora, qué desafíos o asignaturas pendientes consideras que aún hay en cuanto a la diversidad?

-Creo que uno de los grandes desafíos tiene que ver con el oficio mismo, que es algo que se está poniendo sobre la mesa, que es un tema sobre lo que estamos debatiendo: hablemos de lo que nos cuesta hacer una presentación, hablemos de honorarios, hablemos de porcentajes. En cuanto a lo personal algo que a mí me interesa remarcar en cuanto al género negro, que es el terreno que yo camino, es un género que ha sido machista por excelencia, no solo las firmas venían con sesgo masculino sino los personajes. Los tiempos cambian, somos muchas las escritoras que escribimos bajo el paragua del género, pero una de las características que se destacó de mi obra es que el personaje principal Silvana Aguirre sea lesbiana y su compañero, Ulises Herrera, gay. Según me devuelven las críticas sería la primera dupla gay en la literatura policial argentina. Como lectora yo quiero encontrar más historias así. Que lo queer inunde el género, pero no sé si esto responde a la pregunta o me fui de tema.

Por Redacción Barullo

Proponemos construir un espacio plural donde se mezclen los géneros y las generaciones, con la calidad de los textos como única bandera.

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