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Visto & Oído

Radioactividad / radio

Siempre el segmento temprano de las mañanas radiales resulta un caballito de batalla –aunque no el único– para las emisoras, puesto que en su compañía se abre el día de los oyentes y una buena dosis de información general en todas sus aristas posibles ya resulta más  “despertador” que un café cargado. Pero no todos esos segmentos son iguales; hay sólo algunos que logran cierto magnetismo en la disposición de sus segmentos y el contenido otorgado a cada uno, es decir, en la selección de temas y recortes que editorializan el programa. Radioactividad es uno de esos envíos, podría decirse uno de los más efectivos en su especificidad, sobre todo por su agenda y su perspectiva para mirar la realidad, sustancia de la que se compone su estructura. El experimentado periodista Pablo Feldman conduce e insufla la dinámica necesaria para que Radioactividad tenga un perfil definido por un lugar tomado desde donde se informa, se analiza y se reflexiona sobre los distintos aspectos que van tejiendo –a veces de forma esquiva, injusta, inquietante o, por qué no, otras también de formas apacibles– la trama de hechos y sucesos que afectan o modelan esa realidad. De esa manera, con un tono ameno e informal y sagaces toques de humor, la precisa voz de la locutora y periodista Patricia Dibert –quien actualiza la nutrida cartelera de espectáculos que tienen lugar en la ciudad–, los aportes de Javier Di Nápoli y Juan Giosa en los comentarios deportivos, institucionales, coyunturales y la vital conducción de Feldman, Radioactividad se erige en una propuesta siempre renovada –ya lleva una buena cantidad de temporadas al aire en distintas emisoras– y con mucho gancho, que mira desde otra orilla y no esgrime la nociva letanía de la mayoría de los envíos de su tipo cuando tiran fake news al blanco o defienden, sin más, los privilegios del establishment; hay aquí un punto de vista que se ejerce sin pruritos y apunta a develar aquello que a veces luce velado o decididamente oculto, y trata de ponerse en cuestión con manifiesta honestidad. Opiniones, política y sociedad, música y cultura, encuentros y resultados deportivos, y enfoques y análisis del politólogo Diego Añaños van conformando una agenda ecléctica sobre temas candentes e inevitables. Y hasta pueden escucharse, como cortinas, grandes éxitos del rock de la mano de las bandas más señeras del género. Por Radio Universidad, de lunes a viernes desde las 6.30 hasta las 9.

Los acústicos de la Usina / vivo / audiovisual

Una nueva y atractiva propuesta es la que ofrece La Usina Social, uno de los espacios culturales que pueblan la zona de Pichincha y donde han tenido lugar presentaciones de buena parte de bandas o solistas locales. Se trata de un ciclo denominado “Los acústicos de La Usina” en el que participan músicos de Rosario y la región, algunos menos conocidos o emergentes y otros ya favorecidos por un público amplio y con años de trayectoria en sus espaldas. Si bien el espacio de La Usina propiciaba una cercanía de los artistas sobre el escenario con el público, en este proyecto, la disposición de los músicos en cruz, un sonido semiacústico y la gente alrededor de la “escena” consiguen un efecto de proximidad y permiten observar los detalles de la experiencia musical de un modo directo. Cada uno de los shows se graba para luego ser exhibido a través de las señales Somos Santa Fe y los YouTube de La Usina y de los artistas convocados. Un plus de esta propuesta es la participación de emprendedores rosarinos en productos innovadores y con sello bien local. Se trata de quienes fabrican o distribuyen (de fábricas también locales) cervezas artesanales, vermuts, helados, gin, que son degustados cada noche para acompañar la música. Hasta aquí el formato tiene estos ribetes funcionando juntos que decantan por lo menos en una oferta inédita, pero tal vez lo más sobresaliente es el clima generado en cada sesión en vivo, donde los músicos comentan, refieren, recuerdan, aluden, entre cada tema, detalles de las canciones o de los compositores que las crearon (cuando no pertenecen al artista en escena) y el público alrededor asiente o se satisface al enterarse de algunos detalles desconocidos. Si el espectador está in situ, sólo tendrá que mirar a sus costados o notar en él mismo esa particularidad, si lo ve por algunas de las señales mencionadas, tendrá una  panorámica más global de esa lúdica. Y si lo ve en la pantalla podrá divisar un zócalo con el nombre de los temas ejecutados y separadores con la trayectoria del o los músicxs y con las colaboraciones musicales o con aquellos sucesos que marcan un hito en su historia. A modo de inserts, los emprendedores convocados en cada ocasión hablarán de sus productos y de su forma de elaboración, destacando esa mixtura entre la música y los productos artesanales como un maridaje de prometedor futuro. Sobre el cierre, algunos de los concurrentes dan detalles de la experiencia vivida y no suelen ser pocos los que agradecen la calidad y eficacia de lo escuchado. En la primera temporada del ciclo estuvieron Mamita Peyote, Nahuel Marquet, Manu Piró, Juani Maidagan Trío, Carito Miino, Juago y los Atléticos, Emanuel Marquiore y El Vengador del futuro, y Dani Pérez. Para la segunda, ya tocaron Barfeye y Musgo, dos artistas emergentes con propuestas de gran calidad sonora. En la producción general está Horacio Ríos y en la realización audiovisual Franco Ferpozzi y Germán Catafesta.

“No era II” / discos

En la ciudad siempre se produce, se compone buena música; hay bandas, solistas siguiendo un derrotero, un camino trazado por el buen gusto, la experimentación, la búsqueda para correrse un poco de lo impuesto y que, aunque se elija algún género desde donde expresarse, no oculta la necesidad de ir siempre un poco más allá. Uno de esos músicos es Atilio Basaldella y No era II, su último disco, lo prueba fehacientemente porque cuenta con una playlist rítmicamente diversa, dinámica, con letras pulidas e irónicas acoplándose (o acomodándose podría decirse) eficazmente a cada una de las propuestas musicales ofrecidas en los temas. En este disco Basaldella hace gala del rock-pop que caracteriza su música, pero también alterna con un animado chamamé (en el tema que da nombre al álbum), con la electrónica (el tema Triangular) y el rock and roll afinado de guitarras modélicas (en el track Churrero), todo con una concepción sonora y estética de audaz frescura y muy desarrollada. Basaldella ya ha adquirido experiencia después de andar caminos musicales desde fines de los 90 del siglo anterior. Fue tempranamente parte de Preguntale a Jorge y Los Juguetes, dos formaciones imbuidas en el rock, en la música rioplatense y en el folclore argento y luego se armó como solista –a menudo con algún otro músico– para tocar en salas alternativas, en centros culturales y hasta en la peatonal Córdoba. Seguramente ese pasaje temporal cargó de creatividad sus pilas porque luego iría desplegando una serie de canciones cultivadas con paciencia, sagacidad y arreglos originales. Fue el tiempo de No era, el antecedente del disco objeto de esta reseña –que tocaba en vivo con la banda Extraño Trío (como uno de sus integrantes) y de Atilio y los Alimonados cantan Lorca, otro disco lírico y encantador con poesía musicalizada del poeta español. En el anteúltimo In the System el hip-hop y el reggae tiñen las texturas de buena parte de los temas. Pero Basaldella va por más y en este No era II genera un universo cohesivo de canciones muy bien estructuradas y un uso perfecto de los recursos vocales, con climas armoniosos y espíritu aventurero, esto último como definición probable de una búsqueda de impacto emocional con persistencia rítmica sobre letras conformadas con una poética de un registro juguetón y corrosivo para cifrar una realidad siempre cargada, incluso cuando suena dance, como en el track Cristel. Como demostración de su crecimiento exponencial, Basaldella  esgrime su inconformismo como síntesis de su imaginario en Se van Divan, una balada introspectiva e histriónica, muy contundente en su simpleza. En el rotundo y nostálgico Balada en vísperas, otra canción en la que parece combatir sus fantasmas desde el rescate de las canciones y de los sueños como un refugio, una viola acústica colorea los acordes y otra eléctrica, luego, los pasajes descorazonados en una deliciosa ráfaga rockera, mientras “…sobran las palabras…” como proclama el estribillo. A la inspiración hace reconocible y disfrutable en sustanciosa melodía una adicción deseable, sobre todo para un compositor de canciones que ansía una continuidad natural de los momentos de iluminación, que aparecen para dar discos como este. En No era II Basaldella toca guitarra eléctrica, canta y hace coros además de escribir las letras y componer la música. Pero no está solo para lograr esta contundente y estilizada travesía sonora. Lo acompañan Adrián Taka Carlesso en baterías acústica y programada; Lucas Tur en guitarra acústica y eléctrica; Martín Pendlebury en teclado; Ezequiel Tutu Filidoro en bajo, y Ramón Merlo en mezcla y mastering.

Por Juan Aguzzi

Editor del diario El Ciudadano, periodista cultural, coautor de La Rosa Trovarina, libro sobre la historia de la Trova Rosarina. Escritura y cine, escritura y música y escritura y un sándwich de queso, con eso digo presente todos los días.

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